But this is not just a problem for farmworkers. When they are under attack, we also are being attacked.
When they deny due process for arbitrary reasons to mothers and fathers who just want to provide for their families, nobody's rights are guaranteed. When the frontlines in the safety of our food are silenced when they're sickened by pesticides, there's nobody to raise the alarm when the food is poisoned. When the wages for farmworkers fall below minimum wage, the companies choose to hire cheaper, foreign workers instead of local ones. Join us in the fight for farmworker rights, because when they are protected, our families are protected too.
Los campesinos que nos alimentan están bajo ataque. Ellos y sus familias están secuestrados en la calle cuando van a su trabajo, están perdiendo su salud por la pesticida y sufriendo por años después del trabajo, y sus salarios han sido cortados; los salarios de trabajadores H-2A en Florida caen este año de $15.34 a $12.47 por hora.
Pero no es solo un problema para los campesinos. Cuando ellos están bajo ataque, nostros estamos atacados también.
Cuando estos les niegan su proceso debido por razones arbitrarias a los madres y padres que solo quieren proveer para sus familias, nadie tiene este derecho garantizado. Cuando la primera línea en la seguridad de nuestra comida no tiene una voz sobre los peligros de pesticidas, no hay nadie para dar la alarma cuando la comida es envenenada. Cuando los salarios para los campesinos cayen debajo del salario mínimo, las companías elegen a contratar los trabajadores extranjeros más baratos en vez de locales. Unéte en la lucha para los derechos de campesinos, porque cuando ellos son protegidos, nuestras familias son protegidos también.